El otoño se acerca, y septiembre es el mes que, tras el descanso estival, regresamos a las costumbres y horarios habituales. Por ello, es el mes idóneo para comenzar un tratamiento ortodóncico para mejorar la estética y la función de la sonrisa.
La regularización de la dieta y los horarios típicos de septiembre son positivos para un óptimo resultado del tratamiento ortodóncico, pues es fundamental acudir a las revisiones, extremar la higiene oral y seguir las indicaciones del ortodoncista.
Septiembre es un mes típicamente de nuevos comienzos: “muchos padres nos comentan que para los niños resulta más fácil empezar con el aparato de ortodoncia al mismo tiempo que el nuevo curso, ya que tras las vacaciones se encajan con más naturalidad los cambios y novedades”, explica el Doctor Pérez Varela, presidente de la Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO). “Con los adultos sucede algo parecido. Del mismo modo que muchos se apuntan al gimnasio o a cursos para perfeccionar idiomas, en septiembre parece que da menos pereza iniciar el tratamiento”.
Además, “si el propósito es lucir una bonita sonrisa en verano, en el caso de los tratamientos cortos, si se empieza en septiembre puede haberse terminado para las próximas vacaciones estivales, o para las siguientes en los casos de tratamientos largos” comenta Juan Carlos Pérez Varela. Y añade: «somos conscientes de que, en algunos casos, tomar la decisión de empezar un tratamiento de ortodoncia no resulta fácil. Pero los modernos tratamientos permiten hacerlo en menos tiempo, de un modo más cómodo y más discreto. La obligatoriedad de llevar mascarilla también ha animado a quienes necesitaban aparato y no les apetecía que los demás supiesen que se estaban sometiendo a tratamiento”.
Beneficios de los tratamientos de ortodoncia
La estética es la principal razón de los pacientes adultos. Pero la ortodoncia es una disciplina sanitaria cuyo principal objetivo es mejorar la función y salud de la sonrisa.
Entre los beneficios de una ortodoncia están un menor desgaste dental, menor riesgo de caries y enfermedad periodontal y un menor riesgo de fracturas. También se produce una menor movilidad dentaria y sensibilidad dental, mejores digestiones(gracias a una mejor masticación) y mejora la respiración.
“Además, la mejora de la estética redunda en una mejora de la autoestima e incluso de las relaciones sociales, porque está comprobado que cuando la gente se siente orgullosa de su sonrisa, sonríe más” concluye Pérez Varela.